martes, 4 de diciembre de 2007

Mi mundo silencioso

Hoy cuando volvía para casa me he dado cuenta de que no tenía los cascos del mp3. Puede que para algunos no sea tan importante, pero si estoy sola la música es mi compañera. Define mis estados de ánimo, me da energía y hace que la gente por la calle me mire raro. Pero esta vez se me ha olvidado. En cierta manera, me alegro de no haberla tenido.

Llevo una semana de locos porque he tenido que escribir 3.500 palabras (unas doce hojas) sobre los factores que han influido en el éxito y la posterior bajada de votos del Partido Social Demócrata Sueco (SAP, porque en inglés esas son sus siglas y ya estoy acostumbrada a llamarlo así). No tengo casi experiencia alguna en estudios de política porque el debate de la sobremesa en la cafetería no cuenta, así que ha sido muy interesante aunque agotador. Y no sólo para mí.

Debido a nuestro estado energético y de ánimo, Messeret y yo decidimos hace un par de días que lo primero que íbamos a hacer justo después de dejar el trabajo en la universidad sería irnos a Estocolmo. El frío en la cara. Eso era algo que no notaba desde hacía una semana. Puede parecer una locura, pero lo echaba de menos. Significa libertad, independencia, despertar. Estoy hablando de una temperatura de unos dos o tres grados centígrados, sino, lo primero que se te viene a la cabeza es ¿por qué si tengo puesto el gorro, los guantes, el jersey, la bufanda, las mallas debajo de los pantalones, las botas y el abrigo sigo teniendo frío?

Tras dar unas cuantas vueltas por el H&M (donde había pantalones a 20 euros, pero no había mi talla dado que la 38 estoy segura que es nuestra 36... con decir que predomina la talla 32...) y el Wedins (por culpa de la música que tenían he estado toda la tarde con “Silencio” de Bisbal, increíble pero cierto), acabamos ¿dónde? En Tullin's Coffee, la cafetería de Södermalm con las mejores tartas de chocolate mmmm.

Cuando volvimos, tuvimos que ir a la biblioteca de la universidad y a las siete salimos. Messeret se fue a comprar a Huddinge y yo, sin mi música, a casa. Y en ese camino de quince minutos, me he dado cuenta de que de vez en cuando es bueno estar solo. No se oía ningún ruido, era de noche y no había nadie por la calle. Y no he echado de menos la música. Simplemente, he disfrutado del frío en mis mejillas, de mis dedos congelados porque había decidido no llevar guantes y de la oscuridad. No sabéis cuánto echo en falta el sol. Ese sol que se va aquí cada día tres minutos antes. Ese sol que nos deja en penumbra a las tres y media de la tarde. Ese sol, que en las bromas de Raquel y también en las mías, necesita de la Viagra para conseguir asomarse a las ocho y media de la mañana.

Es tan raro la luz, no sabía que podía afectar tanto. El sur es la luz, la alegría, la calle, el calor. El norte, es el frío, la soledad, la borrachera, pero también la meditación. Nuestras sociedades son totalmente diferentes. Estamos en Navidad, es algo que se puede decir ya porque hay calendarios de adviento, árboles y luces, pero no es como en casa. Gamla Stan está adornada de luces, pero pocas, muy pocas. A las cuatro no había mucha gente, aunque más que en la mayoría de las veces que he estado allí por la tarde. Los árboles están decorados con la simpleza de unas luces blancas. No bolas, no colores, nada, sólo blanco en las luces y si tienes suerte alguna estrella.

¿Cómo estará Gran Vía con su ruido, su gente, sus luces? Ayer vi una foto de esa calle (de mi calle) en el periódico. De lo primero que me percaté es que tengo unas ganas tremendas de enseñarles a todos nuestro maravilloso Broadway. Sus teatros, sus cines, sus tiendas, sus cafeterías, restaurantes... la gente, el ruido. Mi ciudad.

¿Será verdad? Realmente, el frío y la oscuridad afecta a los sentidos. Estoy escribiendo sin música, no se oye otro ruido que las teclas del ordenador y su sonido. Afuera, la penumbra. Dentro, yo y mi mundo. Ahora está silencioso. ¿Mañana? Posiblemente ruidoso.

Para quien no conozca a Bisbal:



Por cierto, Rajoy se ha hecho una cuenta en Facebook. ¿Habrá leído mi última entrada? Está claro que estas elecciones son las de la red. [No puedo poner la página directa a su profile porque hay que "hacerse amigo" de él y... bueno, pues como se dice burdamente, va a ser que no. Quien quiera encontrarle, simplemente hay que poner su nombre en el buscador]

Ninguna de las fotos de esta entrada son mías.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Encuentros en Facebook

Hace un par de meses, Facebook era algo totalmente desconocido para mí. No obstante, cuando llegué a Suecia todo el mundo hablaba de esta red social para buscar antiguos compañeros de clase y postear fotos. Ahora todo Erasmus que se precie, al menos por aquí, tiene que tener una cuenta (sino cómo compartimos las fotos, dicen algunos).

Pero no sólo hace más fácil compartir fotos o vídeos sino que también permite mantener un contacto más cercano con los amigos o conocidos. A través de los SuperWalls (donde se dejan comentarios) puedes hablar sin tener que mandar un mail, o “abrazarles”, hacer tests, etc. gracias a las diferentes aplicaciones que los propios usuarios crean.

No tenía pensado hacer ningún comentario de esta red social hasta que me he encontrado hoy con que José Luis Rodríguez Zapatero ha fundado su propio grupo en Facebook. Fotos del presidente, foros en los que discutir, por ejemplo, el “cheque bebe” o fechas de los próximos actos del presidente son lo que nos podemos encontrar, entre otras herramientas, además de poder dejar tu propio comentario en el grupo. Algunos de los usuarios a través de Zapatero 2008 están hablando de crear una aplicación “Apoyo a Zapatero”.

No sólo es una utilización de la Web 2.0, cada día más presente en las campañas electorales de los partidos (de ahí que muchos hablen ahora de Política 2.0), sino que también pretende un acercamiento a la juventud, que es quien utiliza mayoritariamente este tipo de páginas. Los resultados que pueda dar Facebook a la campaña electoral de Zapatero están por ver; por ahora son 212 miembros los que se han unido a este grupo creado el pasado 11 de Noviembre.

Y yo me pregunto, ¿me encontraré un día de estos buscando por Facebook a Rajoy? Al fin y al cabo, el Rey cuenta con “¡QUE TE CALLES!!” (1827 miembros); incluso hay un grupo denominado Spain's Partido Popular Appreciation Society & Anti Zapatero Movement con 248 miembros (se creó el 11 de Enero de este año).

Pero al igual que existen páginas de apoyo, también te puedes encontrar con grupos contra determinadas situaciones o polícos como el grupo And I bet I can find 1,000,000 people who dislike Sarkozy! que cuentan con 8391 frente a los 1256 de Nicolas Sarkozy for French President!!!

martes, 20 de noviembre de 2007

Visita por Halloween

Halloween no siempre implica la resurrección de los muertos o “truco o trato”; ni el Día de Todos los Santos el recuerdo de los seres queridos que ya no están. También significan "puente" en España. Esa es la realidad, pese a quien le pese.

No vino ningún vampiro a visitarme (que pena), ni hombres lobo, ni brujas, ni Harry Potter, sino algo mejor: mis padres con mi prima. Hacía dos meses y pico que no les veía y, no voy a mentir, fue un shock pasar de ser una persona en mi mini habitación a ser cuatro, pero fue divertido y pronto se pasó.

Lo primero que le mostré a Clara, mi prima, fue el LIDL. Mis padres ya habían visitado esta gran institución que es la única que vende leche que no caduca en cinco días, o menos. Tras hacer la compra de dos meses, creo que nos pasamos un poco, nos fuimos a “casita” a las siete. Yo ya estoy medio acostumbrada a que a las cuatro de la tarde sea de noche, pero mis padres y Clara no, y esto hizo que a las siete y media sintieran unas ganas increíbles de cenar y dormir. Aguantamos hasta las diez. No me había ido a la cama tan pronto desde agosto cuando estábamos alojados en un hotel de Estocolmo.

El día siguiente fue día de turismo. Nos levantamos pronto para ir a visitar Sigtuna (donde Clara y yo nos tomamos unos super chocolates caliente, ver la foto de arriba), Uppsala y dos castillos que mi padre encontró en la guía. La verdad es que eran preciosos. En uno de ellos, el palacio de Steninge, hay además una fábrica de cristales y de cosas típicas del área. Lo único es que, como todo en este país, era bastante caro.

También visitamos Skokloster, un castillo del s. XVII, que está rodeado por árboles y tiene al lado un lago. Se estaba poniendo el sol (dos y media, creo que era la hora) y la luz hacía del lugar un espacio con encanto. A eso hay que añadir que había una capilla con un cementerio al lado.

Sé que suena raro, pero soy una freak de los cementerios extranjeros. ¿Por qué? Porque son bonitos, son verdes, tienen luz, son lugares por donde se puede pasear. A diferencia de los nuestros, que son grises, tristes (bueno, todos los cementerios son tristes). En cualquier caso, por fin me entendieron mis padres cuando les mostré el tipo de cementerio que hay al norte de Europa. Creo que no tiene nada que ver con si son protestantes o no, porque en Sigtuna hay uno con una iglesia católica.

Llegamos a Uppsala a las tres y media y tuvimos que ir al único lugar que estaba abierto a “esas” horas: el Burger King. Estuvimos paseando por la ciudad, ya anochecida. Entramos en la catedral, muy bonita por cierto.

A cenar nos fuimos al Pizza Hut de Estocolmo. Y diréis, cuanta comida basura...¿Qué más da? Es rápida, no cocinas y además yo no pague... Consté que yo estaba más que dispuesta a enseñar mis artes culinarias en salsas, arroz etc. pero creo que todos estábamos demasiado cansados y hambrientos como para hacer la cena nosotros mismos.

El día siguiente amaneció nevado. Sí, la primera nevada del invierno. Me la perdí y, con ella, la guerra de bolas de nieve que hizo la gente por aquí. No nos despertaron por miedo a que nos enfadáramos. Creo que le dolió más a mi prima que a mi. Toda la mañana nos la pasamos en un barco haciendo un tour por el archipiélago. Yo no vi mucho pero al menos sirvió para no pasar frío. Comimos en el barco una sopa extraña de tomate. No entiendo cómo haciendo tanto frío aquí no saben lo que son los fideos y no tienen más tipos de sopa. Con lo bien que sientan cuando quieres estar calentito.

Tras el barquito, les llevé a mis dos sitios favoritos en Estocolmo: el ayuntamiento y Södermalm. Mi padre quería utilizar el GPS para ir allí. No se fiaba de mí. Es verdad, admito que soy pésima con los mapas y la orientación. Pero aquí estoy desarrollando un sentido especial para ir a los sitios, será porque sino me muero de frío en la calle si me pierdo.

Volvimos a casa a la hora perfecta para presentar a Clara a los Erasmus de Björnkulla que se iban de fiesta. La timidez la comió la lengua, pero todo el mundo me ha dicho que les pareció muy “sweet” (dulce). Así que dejó su marquita.

Y el domingo era el día de la vuelta pero las Navidades están cerca. Hasta entonces el Skype o el ooVoo seguirán siendo nuestros métodos de contacto, de vernos y de decir “os echo de menos”.

Fotos No hay más fotos de mis padres y Clara porque la mayoría están en su cámara.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Aguas, aguas, aguas

Esto no tiene nada que ver con Suecia ni con el Erasmus, pero es que tengo que publicarlo. Creo que la mayoría de la gente, por no decir toda, conoce la canción "Umbrella" de Rihanna. Para quien no la conozca ahí va el vídeo:



Bien, hace unos días encontré un vídeo en el que una chica traduce para nosotros la canción a español. Es necesario poner los altavoces al máximo para apreciarla de la manera que se merece.



Pero ahí no acaba la historia de Umbrella porque unos días después de encontrar este maravillo teroso, un amigo me pasó el siguiente vídeo:



No es por nada, pero a mi esta última versión me gusta más que la de Rihanna...Aguas, aguas...

Repaso: Drottningholm

Si en España se adelanta la hora, Suecia no iba a ser menos. Son malas noticias para todos, pero sobretodo para todos aquellos que añoramos el sol, porque ahora es de noche a las cuatro de la tarde. De ahí que no sea aconsejable echarse la siesta a las tres y media porque cuando te despiertas crees que has dormido hasta las diez de las noche.

Para intentar recuperarnos del shock que esto supuso para muchos de nosotros, decidimos irnos a visitar la Residencia Real de los reyes suecos: Drottningholm. Es muy fácil de llegar: parada de metro Brommaplan y luego autobús (177, 301 ó 323).

Nosotros llegamos a entrar en el palacio, pero lo que verdaderamente merece la pena son los jardines porque son espectaculares. Además las hojas estaban rojas, un color difícil de ver en los árboles de Madrid. Cómo había muchas en el suelo, empezamos a jugar como niños pequeños con ellas. Cualquiera que nos viera pensaría que estábamos locos.

Mis fotos y las de Raquel

Repaso: Björnkulla y los cumpleaños

Hace un par de semanas, coincidió que cuatro de nosotros (Benedikt, Milla, Shiho y yo) cumplíamos años. Esa situación no podía dejarse pasar, así que Björnkulla vistió de fiesta. Tres papeleras de sangría, patatas, doritos, shushi y una tortilla de patatas, que se quedó en la habitación de Raquel, se prepararon para la ocasión.

También era el momento de medir fuerzas entre dos cocinas comunes: la del edificio c (la mía) y la b (la “familiar”). Ganó por goleada esta última, pero le faltó algo: los conciertos. Unos amigos suecos de Milla nos cantaron cumpleaños feliz y Wonderwall con la guitarra y la armónica... Fue increíble.

Pero no sólo cantaron ellos. Creo que ya he comentado que tengo los finlandeses que me proporcionan Internet tienen un grupo de música: Johan es la guitarra y Mathias la voz cantante. A ellos se les unieron uno de los suecos de antes y Benedikt que resulta que toca la guitarra increíblemente bien. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pena que no haya ninguna foto de Raquel, Messeret, Emily y yo escuchándoles... Hay un vídeo de la ocasión que grabó Raquel, pero no queremos hacer demasiada promoción.

¡Ah! Y la gente de Björnkulla se junto para hacernos un regalo a Bene y a mi. En un principio querían contratar una stripper para Ben, pero por falta de dinero y también por no encontrar ninguna, al final no se hizo. Dicen que para el cumpleaños de Chevy... A cambio, recibimos una camiseta, no me acuerdo de qué era la de Benedikt, pero la mía es de My Chemical Romance. Quienes me conozcan, sabrán el por qué de mi sonrisa en las fotos.

Fotos

Repaso: un cumpleaños musical

La segunda historia y, por tanto la más destacada, es mi cumpleaños. No voy a decir mi edad, sólo remarcar que no pienso poner más velas en mi tarta, con las que hay ahora hay más que suficiente. Lo siento por el fabricante de las mismas, pero tendrá que subsistir de las nuevas generaciones. En fin, a lo que iba, que fue mi cumple y para celebrarlo me fui al concierto de Muse con Raquel y otros más.

No soy una experta en conciertos, pero puedo decir que el grupo no pudo ser más frío. No estoy muy segura de si fue porque se habían acondicionado al país o porque tuvieron un mal día, pero no abrieron la boca... Bueno, sí. Dijeron “tack” (gracias) una vez.

Tocaron una hora y media (con el bis de dos canciones incluido) y se largaron. Vale que tocaron genial, que Starlight, Time is runing out y Bliss fueron increíbles; pero creo los 35 euros de la entrada bien merecían una media hora más como mínimo.

Si siempre acabo delante de gente alta, en esta ocasión no iba a ser menos. El problema es que prácticamente todos los suecos son altos con lo cual el escenario lo vi más bien poco. Y, cómo no, acabé al lado de un pogo por lo que me tocó aguantar unos cuantos empujones.

Por cierto, el que estuviera lejos de casa no impidió que tuviera una grata sorpresa. Borja, Messeret y Raquel me regalaron un bolso y 3 chocolates (que no duraron más de una semana en mi nevera). ¡Muchas gracias chicos!

A falta de un vídeo en concidiciones del concierto, os dejo el videoclip de Time is runing out y las fotos que hice:


Repaso: islas y rugby

Mucho ha llovido (y algo ha nevado) desde que escribí la última vez, en la que me salté “importantes acontecimientos”. Intentaré ser breve en las entradas para poder resumir un poco las últimas dos semanas.

Los habitantes de Björnkullaringen estamos un poco cansados de Björnkulla. Sí. Sorprendente, pero cierto. Así que cada vez que podemos viajamos. Y si es gratis, pues más aún. No es que hayamos viajado fuera del país, o incluso cambiado de ciudad. ¿Para qué hacerlo cuando tienes miles de islas alrededor de Estocolmo?

Hace dos sábados unos cuantos intentamos ir a una isla. Digo que intentamos porque la suerte estaba en nuestra contra. Habíamos buscado en Internet cómo ir a Dalarö (de donde salen los ferris para las islas), así que nos dirigimos a la estación de autobuses que hay en Gullmarsplan. Pero, como era fin de semana el autobús que se suponía que teníamos que coger libraba. Tuvimos que volver a la Estación Central y coger un tren a Handen donde podríamos coger otro autobús para llegar a Dalarö.

Pero llegamos tarde y, como era fin de semana, tuvimos que esperar una hora al bus. Por fín, a la una llegamos, aunque ya era demasiado tarde para irnos a cualquier isla. Al final un día en la isla se convirtió en una comida en Dalarö que, por cierto, es precioso con el puerto, los barcos... Además, en lo que se refiere al tiempo tuvimos suerte y no hizo mucho frío donde comimos.

A las cuatro ya estábamos de vuelta en Björnkulla. Pero ahí no acabó el día porque por la noche nos fuimos a ver la final de Rugby entre Inglaterra y Sudáfrica. Como la pobre Emily era, con Manu, la única que estaba del lado de Reino Unido decidí apoyarla. Lo que ella no sabía es que yo en este tipo de cosas soy muy gafe así que la antigua colonia inglesa ganó a la vieja metrópolis.

Fotos

miércoles, 24 de octubre de 2007

Un día en el gimnasio

Debería haber un dicho que dijera “si cocinas, haz ejercicio”. Sí señores, estoy cogiendo peso. Lo noto, tengo barriguilla. Por mucho que me digan mis abuelas que eso es normal, no lo es. Así que he decidido tomar medidas drásticas: me he apuntado a un gimnasio con Raquel.

Me hago unos dos kilómetros corriendo (ya sé que no es mucho, pero hay que ir a acostumbrándose) y diez minutos en una máquina que parece de ski. Ésta última no la había visto hasta que vine aquí, pero no me olvidaré de ella, sus agujetas dejaron una gran marca en mi memoria.

Después de hacer ejercicio, solemos ir a la piscina. Además de que está más fría que las españolas (cuestión de aclimatación, supongo), tienen varias características:

1) Si no estás en un cursillo donde se nada más o menos rápido, las brazadas son suecas, es decir, muy calmadas.

2) Si no estás en un cursillo, no metes la cabeza y, por tanto, no llevas ni gorro ni gafas.

3) Si lo que quieres es divertirte, pon un mini Aquópolis dentro de la piscina. En serio, tiene toboganes, casitas para los niños, una piscina para saltos...

Como el agua está demasiado fría y nosotras no estamos en un cursillo y, por tanto, no podemos ir demasiado rápido para no agobiar a la gente, solemos aguantar 15 minutos. Luego nos vamos a la sauna, donde debido al calor sólo aguantamos 5 ó 10 minutos.

Y tras una hora de deporte volvemos a Björnkulla más contentas que una perdiz para caer de nuevo en la comida porque, como todo el mundo sabe, hacer ejercicio da hambre.

Por cierto, os dejo un vídeo que pusieron el otro día en la televisión mientras estaba concentrada en no caerme de la máquina de correr.


Adivina, adivinanza ¿qué es lo que llega con dos meses de retraso?

¡El viernes tuve correo! Adivinad qué. ¡Los papeles de Internet! Después de más de un mes de espera y de buscarme la vida, llegó el contrato. En cierta manera me alegro porque sino hubiera pagado mucho más por menos velocidad. Gracias a dos vecinos finlandeses de mi edificio tengo una línea wifi de 54 Mbps (en España lo normal es que en casa tengamos unos 3) que me ha costado 240 coronas por los cuatro meses que lo voy a utilizar. Es decir, me sale a 60 coronas (6 euros aproximadamente) el mes.


Ahora bien, os preguntaréis el por qué de tanto problema con Internet. Las razones son dos:



1) No tenemos número de la seguridad social sueca y, por tanto, no podemos contratar directamente los servicios.

2) El mínimo para contratar Internet es de un año seas o no sueco. Es decir, yo tendría que pagar los doce meses de Internet aún estando aquí solo seis.

Los costes de Internet, por tanto, serían con Bredbands Bolaget (por doce meses):

24 Mbit --> (339x12) + 25 (contrato) + 1 (router) = 4094 SEK
8 Mbit --> (299x12) + 25 +1 = 3614 SEK
2 Mbit --> (199x12) + 25 +1 = 2414
250kbit --> (99x12) + 25 +1 = 1214

Sin embargo, hay que reconocer que Söderstörns ha intentado encontrar la solución por todos los medios, aunque un poco tarde. Hace un par de días nos llegó este mail:

“There is a separate internet company that wishes to offer you the possibility to connect to the Internet, even though you have no personal numbers and regardless of whether you are staying for 6 or 12 months. I urge you all to look at the attached document and decide for yourselves whether you wish to choose this company as your provider. If you have any questions, please email me at this address.”

Al menos, los siguientes Erasmus que vengan después de nosotros lo tendrán mucho más fácil. Les felicito por la suerte que van a tener. En cualquier caso, a nuestros “herederos” les aconsejaría que hablasen con sus vecinos porque a mi parecer sale mucho más económico. Además entablas relaciones sociales con los del pasillo, que nunca está de más.

domingo, 14 de octubre de 2007

Érase que se era

Érase que se era una joven de veinte años que no sabía cocinar, pues de los macarrones con tomate y los huevos revueltos con jamón y queso no pasaba. Como iba a estar cinco meses en Suecia sola, su madre la enseñó a hacer tortilla de patatas y le compró un libro de cocina.

Una vez en el frío norte, la joven se puso a buscar comidas ricas que hacer con su nueva amiga Raquel. Juntas compraban ingredientes y modificaban las recetas porque no todos lo que necesitaban estaba a la venta. Empezaron por los dulces: tartas y bizcochos que fueron devorados por todos sus compañeros.

Poco a poco se adentraron en la cocina española, como cocidos al que echaron un hueso de jamón porque no encontraban un hueso de caña. Los fideos, muy conocidos en su país, los tuvieron que pedir a Borja porque no los encontraron en el supermercado. Mmmm que rico cocido.

Las albóndigas también cayeron en su punto de mira... pero no se lo dijeron a nadie porque les salieron un poco amorfas. “¡Ains si el arte culinario se heredase de abuela a nieta, otro gallo nos cantaría!” pensaba la joven.

Unas semanas después fue el cumpleaños de Raquel, que coincidió con el día que celebraban una cena típica española de su edificio. Tal morriña tenían que la joven y su amiga hicieron croquetas, pan con tomaca, queso con melón... y un sinfín de tapas más. Y cómo no, no faltaron los postres: quesada y arroz con leche. Los invitados, varios sudafricanos, alemanes, una inglesa, un checo, así como otros dos españoles, no dejaron que nada se quedase en la mesa. ¡La cena fue un éxito!

Cuando un día el aburrimiento se apoderó de las dos jóvenes, decidieron hacer galletas de chocolate. Como no controlaron la cantidad de levadura, las mini cookies que metieron en el horno se convirtieron en súper galletas. También se pasaron con la harina, pero nadie lo notó excepto ellas mismas. Como hicieron muchas galletas llevaron algunas a los demás habitantes de Björnkulla. Borja de comer tantas se cogió una indigestión.

“Casi expertas somos en el arte culinario”, pensaba la joven, que agradecía mucho los conocimientos aportados por Raquel y el libro de cocina. Modificando la receta tajin de pollo con aceitunas, crearon el tajin de pollo con dátiles. No duró más de dos días. La misma existencia que tuvieron los espaguetis a la boloñesa.

¡La madre de la joven ya no tiene que estar preocupada! Cuando ésta vuelva de Suecia en Navidades les mostrará a todos su especialidad: crumble de manzana con fresas.

sábado, 13 de octubre de 2007

Recepción el ayuntamiento

Cada año, el ayuntamiento de Estocolmo realiza una recepción para los “exchange students” de todas las universidades de la ciudad. Consiste en que un alumno de cada una de ellas dé gracias al alcalde por financiar los diferentes programas internacionales.

Debido a la cantidad de Erasmus y estudiantes de otros programas que somos por aquí, a cada oficina internacional se le da un número determinado de entradas. A Söderstöns Högskola sólo le correspondieron 75, por lo que todos los que quisimos ir a la recepción tuvimos que estar en la universidad a las ocho de la mañana (se daban a las nueve) para hacernos con una de las preciadas invitaciones.

Raquel y yo llegamos a eso de las ocho y cinco y fuimos el número 18 y 19. Fue curioso que siendo los de Björnkulla los que vivimos más cercanos a la universidad, recogiéramos las entradas sólo once: Annika, Konrad (ambos alemanes), Mila, Matthew, Chevy (sudafricanos), Catherine (creo), Anne, Benedikt (alemanes), Raquel y yo. Se ve que la gente prefiere dormir.

Dos semanas más tardes, el 3 de octubre a las seis de la tarde, para ser exactos, tuvo lugar la recepción en el ayuntamiento. Aunque algunos no teníamos ropa muy formal, intentamos ir lo más arreglados posible (era una de las condiciones impuestas por la invitación). Hubo gente que iba más informal y otra que parecía que asistía a una entrega de premios.

El escenario, un edificio precioso desde donde hay unas vistas de la Estocolmo preciosas, y también nosotros mismos hicimos que la velada fuera especial. No es que fuera nada del otro mundo, sólo un discurso del alcalde, de Matthew (por primera vez desde que estoy aquí le entendí a la perfección porque intentó no tener acento) y un buffet. Había mucha comida y barra libre. Ni que decir tiene que el vino tuvo un éxito enorme. A las 7 y media empezaron a cerrar las puertas en una indirecta muy directa de que la recepción había acabado.

No es que durase mucho, ni que la comida fuera excepcionalmente buena (alguna lo era), pero fue especial. Por unas horas, nos sentimos importantes comiendo y hablando en el salón donde se realiza el banquete de los Premios Nóbel.

Más fotos

martes, 2 de octubre de 2007

Noche de rock

Si te piensas qué tipo de música escuchan los nórdicos lo primero que viene a la cabeza es Abba y rock. Sin embargo, parece que nuestros intentos por ir a un club donde pongan este último tipo de música no dejan de ser eso, intentos. No obstante, lo del otro día fue simplemente mala suerte.

El viernes es día de fiesta y como tal decidimos aprovecharlo. Meseret y Anna estaban de celebración porque habían terminado de escribir las redacciones de sus respectivos cursos; Emily quería descansar de preparar el examen que tiene el lunes y los demás simplemente queríamos divertirnos.

Pero la fiesta no empezó en un club, sino en un restaurante eritreo en Estocolmo. Meseret, Raquel y yo ya habíamos estado una vez allí; pero para Emily, la coreana (lo siento...nunca me acuerdo de su nombre), Borja, Benedict, Petre y Anne era su primera vez. Raquel y yo ya estábamos preparadas, es decir, sabíamos qué platos no íbamos a tomar para no tener que beber dos litros de agua en dos horas: sólo uno, el menos picante. Todos menos Meseret, Borja y Benedict pedimos el mismo plato. No sobró nada.

Tras nuestra experiencia africana, fuimos a recoger a Lucía, Bjorn y Jacek para dirigirnos a la parada de metro Slussen. El objetivo era un club de rock. Benedict había buscado información de cuanto costaba la entrada en Debaser (según todo al que preguntamos el mejor club de rock de Estocolmo) y Medusa. Éste último era más barato así que decidimos ir para allá...pero, ¿dónde estaba? Según Benedict, a 100 metros del Debaser, pero fuimos en dirección contraria... no sería porque no dije unas cuantas veces hacía dónde debíamos ir.

El caso es que acabamos al lado de un Debaser, pero de Hip Hop. Menos mal que Raquel se acordó de que había visto el otro día el Medusa...¿adivinaís que dirección tomamos? Os dejo a vosotros la respuesta.

Tras diez minutos volviendo por donde habíamos venido, llegamos al Medusa, pero era pequeño y además un pub. Puede ser que sea más grande de lo que parece no lo sé, pero en la mayoría de los lugares tienes que pensarte bien si entrar porque la entrada cuesta de 60 Krounds para arriba.

Así que al final fuimos al Debaser (100 Krounds la entrada) y ahí empezó nuestra mala suerte. Ese día había concierto por lo que se tardó un poco más en entrar. Si normalmente es una hora de cola, tardamos una hora y veinte. En la espera perdimos a Borja, Jacek, Anna y a la coreana que se fueron en busca de un club de house. A eso de la una, con el concierto acabado, la gente empezó a salir y nosotros tomamos al sueco de delante nuestro como traductor de lo que el de seguridad decía, es decir, que tendríamos que esperar algo más.

Al final conseguimos entrar ¿y qué nos encontramos? Debido al concierto ese día era noche especial y no tenían música rock...sino poppy de los años 80, principios de los 90. No conocía ni una canción. Por dios, si por poner pusieron incluso lambada.
En fin, al menos la música daba para hacer el tonto. La manera sueca de bailar es muy distinta a la española. Aquí lo importante es divertirse, no bailar bien. De ahí que nosotros mezcláramos un poco, es decir, hicimos el tonto muchísimo pero bailando más o menos bien y pasamos un buen rato. Tuvimos una batalla fotográfica, un inspector Gachet, una sueca alabando nuestra forma de bailar (nos copiaron el baile mueve los brazos a la izquierda, muévelos a la derecha) y Petre acabó la noche con el teléfono de una chica. Tampoco nos fue tan mal, ¿no?

A las tres cierran todos los clubs por lo que nos fuimos a coger el autobús nocturno que vino nada más llegar nosotros. Debido a la cantidad de gente que había nos desperdigamos un poco y pasó lo que debía pasar: Emily se durmió y no nos dimos cuenta de que no había bajado con nosotros hasta que el bus se fue. Tuvimos que llamarla y decirla que cogiera un taxi. El cargo de conciencia que tuvimos fue bueno...

Cuando llegamos vimos a Borja y la coreana que acababan de llegar. Para nuestra alegría (ya sabéis, mal de otros, consuelo de tontos) el club de jazz al que fueron no era nada de otro mundo, tuvieron que pagar 160 Krounds y la música no era muy buena. Al menos nosotros tuvimos dos canciones buenas, nos lo pasamos genial y pagamos “sólo” 100 coronas por entrar.

Uppsala

El sábado pasado, Borja, su novia Cristina que estaba de visita por aquí, Raquel y yo fuimos a Uppsala. La cuarta ciudad más grande de Suecia tiene entre sus muchos encantos la universidad más antigua (1477) de Escandinavia. Se la considera una ciudad estudiantil. Borja no paraba de decir que era como nuestro Salamanca. Puede que así sea, pero a mí me pareció más bonita Uppsala.

La
universidad es el sueño de cualquier estudiante porque es una belleza, se respira historia por todos lados. Eso sí, hay algunas clases un poco antiguas. Pero aún siendo grande e importante, en las clases normales no hay más de 30 personas. El campus cuenta también con un auditorio de mayor capacidad y salas con proyectores.

También cuenta con la catedral gótica más grande del norte de Europa. Pero no pudimos entrar porque había una boda. En realidad, en toda la ciudad se respiraba cierto ambiente festivo, no sólo por las tres o cuatro bodas con las que nos cruzamos, sino porque debía haber algún acto oficial de la universidad y se podía ver gente de esmoquin y los trajes típicos de la misma. A eso hay que añadir que tanto el Aula Magna como el recibidor estaban con carteles. También pudimos oír el ensayo de un concierto.

Uppsala también cuenta con un castillo... bueno, un castillo escandinavo bastante feo la verdad. De color rosa y redondo. A lo mejor al arquitecto no le gustaban el Renacimiento y el Barroco. Aún así merece la pena visitarlo porque se encuentra en un alto y tiene unas vistas preciosas de toda la ciudad. Parece ser que aloja en su interior al Museo de Arte. Nosotros no llegamos a entrar, pero comimos en los jardines teniendo como paisaje el “mini Versalles” como le llamó Borja.

En realidad se trata del edificio del
Jardín Botánico, al que tampoco pudimos entrar porque había una recepción. Lo que sí pudimos hacer fue disfrutar de sus jardines.

Ya sé que ya he dicho varias veces que los suecos aprovechan al máximo el calor, aunque éste sea mínimo, pero es que no deja de sorprenderme (para bien). Ese día hizo buen tiempo así que las calles estaban tomadas por la gente y, por ejemplo, en los bancos del
Jardín Botánico la gente disfrutaba de los últimos rayos del sol.

Los árboles todavía no están todavía rojos, pero han empezado a cambiar el color de sus hojas. Cuando estén todos rojizos la ciudad debe ser aún más bonita que ahora.


Fotos Uppsala

jueves, 20 de septiembre de 2007

Las clases

Parecía que no llegaría, pero el estudiar ha vuelto. Si no tengo en cuenta el curso de sueco, he sido de los últimos Erasmus en empezar. Ahora tengo dos asignaturas. Puede que muy poca cosa, pero es que aquí el sistema difiere bastante el español.

La primera diferencia es que no se tienen seis asignaturas juntas durante todo el semestre, sino que éste está dividido en cuatro periodos. En cada uno de ellos se da un curso o dos. Por ejemplo, yo, en vez de tener Swedish for exchange students, Media, culture and society, Democracy in the Swedish way y The struggles of our mind todos juntos, los tengo repartidos en los cinco meses que voy a estar aquí. Digamos, que en el primer y segundo periodo doy las dos primeras asignaturas; en el tercero Democracy in the Swedish way; y en el cuarto, The struggles of our mind.

La primera impresión puede ser la de que esto es un chollo porque vamos a tener mucho tiempo libre. Pues no. Desde que he empezado Media, culture and society (MCS) no he dejado de leer... en inglés... y mucho.

La mayoría de las clases son de dos horas. En la primera, el profesor da una teoría que el alumno ya ha tenido que leer anteriormente en los textos que se le mandan. Bien podría no hacerlo, pero entonces no participaría mucho que es de lo que se trata. Al menos en MCS. También hay que tener en cuenta que sólo somos nueve: dos franceses, una alemana, una turca, un nigeriano, un polaco, una iraquí sueca (lleva más de diez años aquí) y dos españoles; por lo que el profesor puede controlar mejor las intervenciones de cada uno. No sé cuántos estudiantes hay por clase sueca, pero por lo que he visto no es mucha.

En la segunda hora, se realiza un debate de otro texto que se ha tenido que leer. En éste, los alumnos tenemos que exponer las impresiones que hemos sacado del tema a partir de unas preguntas base. En ningún momento, se afirma “esto es verdad”, “esto es falso”; sino que se presentan diferentes opiniones y, por tanto, se puede estar de acuerdo con ello o no. Lo interesante de este tipo de cursos en los que estamos tantos estudiantes extranjeros es que los ejemplos que ponemos son basados en nuestros propios países. De esta manera nos damos cuenta de lo mucho que cambian las cosas de una cultura a otra.

Aquellos que, como yo, hemos dado Mundo actual: pensamiento y creencias en la Carlos III les sonará esta forma de dar clase. Desde luego se hace muy amena e interesante. El problema son los textos... Si en España tenía que leer 20 páginas, aquí tengo que leerme 100 de un libro, 50 de otro y 20 del texto del seminario. El martes pasado, por ejemplo, me enteré que tenía que leerme un libro entero (170 páginas), 5 de otro y 20 del texto del seminario para mañana, es decir, el jueves siguiente.

Por otro lado, me ha llamado mucho la atención las aulas. Söderstöns Högskola se construyó en el 2000 más o menos, pero parece bastante más antigua. Aunque hay salas de ordenadores por todos lados, las clases carecen de ellos, por lo que en vez de PowerPoints se utilizan transparencias. Aquellas que tienen ordenadores están en la biblioteca y hay que reservarlas. Esto me sorprendió mucho ya que tenía entendido que Suecia es uno de los países con mayor número de ordenadores por metro cuadrado, es decir, que más los utiliza. Muchos estudiantes extranjeros, como Anna (Polonia) e, incluso, suecos como Axelina, dicen que la universidad es bastante moderna. Me pregunto qué dirían si fueran a la UC3M, que tiene 20 años, donde todas las clases cuentan con ordenadores.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Tour Mälaren V. Eskilstuna

Después de comer, nos dirigimos a Eskilstuna, una ciudad de las principales ciudades industriales de Estocolmo. Esta vez, resultó ser bastante grande y con más cosas que visitar. El problema fue que llegamos a eso de las cuatro de la tarde, es decir, cuando todo estaba cerrando. En fin, nos dimos un buen paseo por el río, por un parque (toda ciudad que se precie en Suecia tiene que tener al menos un “mini bosque”) e hicimos muchas fotos.

Y después para casa, bueno para Estocolmo que había que dejar el coche. Cuando Anne y Meseret supieron que tendríamos que volver en tren hasta Björnkulla casi les da algo. En fin, hicimos una mini parada por un paseo que hay en Estocolmo, echamos gasolina al coche y lo dejamos en el garaje.

Y eso es todo. Bueno no. Raquel y yo cenamos pizza mientras veíamos X-Men 3. Vaya película, muere hasta el apuntador... Por cierto, nada más tocar mi cama me quedé dormida.

Tour Mälaren IV. Strägnäs

Así, dejamos Enköping para ir hacia el sur. No es muy difícil conducir por las carreteras suecas. No es que tengan muchos caminos para llegar a un mismo sitio, así que sólo tienes que seguir las indicaciones que ves aparecer porque normalmente, al menos en nuestro caso, los nombres de las ciudades que queríamos visitar estaban en los carteles. Eso sí, aquí aunque tengan el límite de 110 km/h también conducen rápido. Supongo que amantes de la velocidad hay en todos sitios.

Las vistas desde el coche son preciosas, las fotos que pude hacer no las hacen justicia. Está lleno de árboles de todos los colores. Aunque habíamos esperado un poco para hacer el tour con el fin de ver los árboles con las hojas rojas, había muy pocos con ellas. Aún así, simplemente el hecho de ver todos esos bosques merece la pena.


Strängnäs tampoco resultó ser una ciudad muy turística aunque sí que tiene algo de historia. Se dice que por 1120 fue sede episcopal y fue en esta pequeña ciudad donde Gustavo Vasa fue elegido rey el 6 de junio de 1523, que es el Día Nacional de Suecia. Como Sigtuna, tiene un puerto y al lado de éste hay un molino. Pensando en términos españoles, creímos que en el casco antiguo, es decir, donde se encontraba la catedral gótica Domkyrkan habría algo de vida y un lugar donde comer.

En la catedral preguntamos a una chica que había en Strängnäs que mereciera la pena ver. Su respuesta fue preguntarnos cómo habíamos ido a parar a ese pequeño pueblo. Aún así, buscó una mini guía turística y nos dijo que el molino podía ser visitado, pero no los domingos. Apunte importante: si quieres visitar Suecia, pero no ciudades grandes como Estocolmo o Skilstuna, no escojas el domingo para hacerlo. La chica nos dijo de dos restaurantes que deberían estar abiertos... Ninguno de ellos lo estaba porque los domingos cierran.

Al final acabamos en una especie de pastelería. La verdad es que comimos muy bien allí. Yo me pedí lo que creía que era una empanadilla que luego resultó ser una especie de pizza de bechamel, queso y jamón. Allí también se sorprendieron de que hubiéramos ido a visitar Strägnäs.

Tour Mälaren III. Enköping

Tras estar una hora paseando por Sigtuna, nos dirigimos a Enköping. Sinceramente, nos desilusionó mucho. Manuel decía que estaba mejor que muchas ciudades españolas, creo que incluyó en ese muchas a Madrid... En mi opinión, no merece la pena pasarse por Enköping. Aunque, a favor de la ciudad tengo que decir que no aparcamos cerca del casco antiguo... Como sólo sabíamos que según la guía había que visitar la iglesia medieval Härkeberga pero no teníamos ni idea de donde estaba, fuimos a la oficina de turismo. El problema es que ésta sólo abría Julio y Agosto. Al menos en nuestro camino pasamos por un parque precioso.

Debido a la ausencia de algo que visitar, así que cambiamos nuestros planes de comer allí. Sólo eran las doce de la mañana, por lo que cogimos nuestro mapa y decidimos visitar una ciudad que nos pillaba de camino: Strängnäs. Cuando íbamos a coger la carretera vimos a lo lejos la iglesia. Hicimos una visita en coche por la otra parte de la ciudad y cambiamos un poquito nuestra opinión. El casco antiguo estaba cerca de una zona residencial con casitas típicas. Aún así, la iglesia tampoco era para tanto.

Raquel y Manu saltando y atrás Enköping

Tour Mälaren II. Sigtuna

El domingo a las ocho de la mañana nos dirigimos a nuestro primer destino: Sigtuna. Se trata de la segunda ciudad más antigua de Suecia y fue fundada en 980. Todavía tiene algunas ruinas de antiguas iglesias que se pueden visitar. No obstante, lo más bonito de Sigtuna es su calle principal, Stora Gatan. Nosotros cuando fuimos estaba todo cerrado, pero la calle está llena de pequeñas tiendas turísticas, y los edificios son todos de madera.

También es muy curioso el ayuntamiento porque es el más pequeño de Suecia. Desde luego, cuando le tienes enfrente lo último que piensas es que es un ayuntamiento. Asimismo, se puede visitar la Iglesia de Santa María que es la iglesia de ladrillo más antiguo de Mälaren.


En Suecia, prácticamente todos los pueblos que tienen lagos o ríos tienen puerto y Sigtuna no iba a ser menos. Estaba todo muy calmado porque eran sólo las nueve de la mañana, aunque de vez en cuando se podía ver a gente con sus perros paseando o corriendo. Incluso las casas parecían puestas a propósito para los turistas. Eran como las casitas de muñecas. Jardín enorme, puerta blanca, fachada roja...






Otras fotos:


Manuel y detrás una casa típica sueca

Un parque cerca de las ruinas

Raquel, Anne, Meseret y Manu con nuestro coche :)

Tour Mälaren I. El coche

Las guías turísticas son muy malas... Tienen tours muy tentadores por el país que gente, como nosotros, aburridos de Björnkulla, no deja de querer hacer. Dos semanas después de asentarnos en nuestro pequeño poblado (en el que hasta para hacer la compra tienes que coger el tren), decidimos ver un poco de Suecia.

En un principio, queríamos hacer un tour por todo el lago Mälaren, pero éste es demasiado grande como para hacerlo en un solo día. Lo que estaba claro es que si queríamos ver más de una ciudad tendríamos que alquilar un coche. Un día que nos habíamos acercado a Estocolmo, fuimos a coger información a todas las casas de alquiler que estaban cerca de la Estación Central, es decir, Hertz, Avis y Europcar. Al final, la última resultó no sólo ser la más barata sino la que permitía a Raquel, que tiene desde un año y algo carné de conducir, llevar el coche. Manuel, aunque tiene la licencia, dijo que no quería tocar el coche, él sólo iría de pasajero.

Creo que nadie nos creyó cuando hablábamos de alquilar un coche. No es que no lo dijéramos. En realidad cada vez que podíamos hablábamos de ello porque necesitábamos a dos personas más para que el alquiler resultase rentable. Enrolamos en nuestro viaje a Meseret y seguimos lanzando indirectas. Al final, cuando volvíamos de la fiesta el viernes le preguntamos a Anne, una alemana que vive en el edificio A, si quería venir. Siendo cinco personas el coche, contando también con la gasolina, nos saldría a unos 20 euros cada uno, lo cual no es mucho.

El sábado Raquel y yo fuimos a por el coche a las 4 de la tarde. En realidad, ya habíamos ido antes a reservarlo para el domingo, pero como ese día abren a las 12 nos dijeron que nos lo daban el día anterior. Nosotras aprovechamos para ir al LIDL y hacer la compra del mes. Manuel, que no quiso venir porque dijo que estaba lloviendo y no tenía ganas, se perdió la compra de todo aquello que dura más de un mes. Luego fuimos al Coop Extra para comprar pescado e ingredientes para hacer un cocido y albóndigas. Por cierto, aquí no tienen morcillo ni hueso... pero como solucionamos nuestro cocido es otra historia.

Como ya he dicho nadie nos había creído en lo del alquiler así que alucinaron un poco cuando nos vieron aparecer con un Skoda Fabia.

sábado, 8 de septiembre de 2007

El mundo del revés V. Música

Y, por último (creo), la música. Los españoles somos los de la pachanga, el reggeaton, la canción del verano. Creedme, aunque escuchéis Skape o Iron Maiden preferiréis la música española. Ya sé, el norte, lugar del rock, del metal, incluso de lo alternativo. Pues no. Ayer fue la prueba de que a los suecos les gusta, y mucho, el rap, el hip hop, el reggeaton y el bacalao todo mezclado. Se suponía que sería la fiesta del semestre, en un púb con dos plantas para que hubiera dos salas con música distinta. ¡Mentira! Una planta: el Mondo (donde comimos en la universidad el primer día). Eso sí, la bebida no era muy cara, unos 25 SEK, aproximadamente 3 ó 4 euros. Visto lo visto no es caro.

Pero la música... todo el rato la misma. En España se cambia, aquí se lo meten por vena. Acabé con un dolor de cabeza horroroso. No es que no disfrutara. Durante las 2 ó 3 primeras horas estuve bailando, o intentándolo porque no hay manera de bailar eso. Pero después de varías horas escuchando esa música, sinceramente, te aburre. Porque además a mí siempre me sonaba igual. Al menos el final de la noche no estuvo mal, nos fuimos a tomar galletas con un vaso de leche cortesía de Manuel a la “cocina familiar”. Eso salvó el día.

Y para más datos sobre el mundo al revés, véase:
  • Los franceses que no sabían que la mousse de chocolate y las crepes eran francesas.

  • Los suecos, que aunque llueva a mares o haga frío, visten como si estuviéramos a 30 grados.

  • Y... bueno, seguro que en los meses que me quedan encuentro más hechos que verifican este mundo al revés, mi querido Watson.

Hay van varias fotos de la fiesta:

Victor y Meseret

Raquel, Manuel y yo