martes, 20 de noviembre de 2007

Visita por Halloween

Halloween no siempre implica la resurrección de los muertos o “truco o trato”; ni el Día de Todos los Santos el recuerdo de los seres queridos que ya no están. También significan "puente" en España. Esa es la realidad, pese a quien le pese.

No vino ningún vampiro a visitarme (que pena), ni hombres lobo, ni brujas, ni Harry Potter, sino algo mejor: mis padres con mi prima. Hacía dos meses y pico que no les veía y, no voy a mentir, fue un shock pasar de ser una persona en mi mini habitación a ser cuatro, pero fue divertido y pronto se pasó.

Lo primero que le mostré a Clara, mi prima, fue el LIDL. Mis padres ya habían visitado esta gran institución que es la única que vende leche que no caduca en cinco días, o menos. Tras hacer la compra de dos meses, creo que nos pasamos un poco, nos fuimos a “casita” a las siete. Yo ya estoy medio acostumbrada a que a las cuatro de la tarde sea de noche, pero mis padres y Clara no, y esto hizo que a las siete y media sintieran unas ganas increíbles de cenar y dormir. Aguantamos hasta las diez. No me había ido a la cama tan pronto desde agosto cuando estábamos alojados en un hotel de Estocolmo.

El día siguiente fue día de turismo. Nos levantamos pronto para ir a visitar Sigtuna (donde Clara y yo nos tomamos unos super chocolates caliente, ver la foto de arriba), Uppsala y dos castillos que mi padre encontró en la guía. La verdad es que eran preciosos. En uno de ellos, el palacio de Steninge, hay además una fábrica de cristales y de cosas típicas del área. Lo único es que, como todo en este país, era bastante caro.

También visitamos Skokloster, un castillo del s. XVII, que está rodeado por árboles y tiene al lado un lago. Se estaba poniendo el sol (dos y media, creo que era la hora) y la luz hacía del lugar un espacio con encanto. A eso hay que añadir que había una capilla con un cementerio al lado.

Sé que suena raro, pero soy una freak de los cementerios extranjeros. ¿Por qué? Porque son bonitos, son verdes, tienen luz, son lugares por donde se puede pasear. A diferencia de los nuestros, que son grises, tristes (bueno, todos los cementerios son tristes). En cualquier caso, por fin me entendieron mis padres cuando les mostré el tipo de cementerio que hay al norte de Europa. Creo que no tiene nada que ver con si son protestantes o no, porque en Sigtuna hay uno con una iglesia católica.

Llegamos a Uppsala a las tres y media y tuvimos que ir al único lugar que estaba abierto a “esas” horas: el Burger King. Estuvimos paseando por la ciudad, ya anochecida. Entramos en la catedral, muy bonita por cierto.

A cenar nos fuimos al Pizza Hut de Estocolmo. Y diréis, cuanta comida basura...¿Qué más da? Es rápida, no cocinas y además yo no pague... Consté que yo estaba más que dispuesta a enseñar mis artes culinarias en salsas, arroz etc. pero creo que todos estábamos demasiado cansados y hambrientos como para hacer la cena nosotros mismos.

El día siguiente amaneció nevado. Sí, la primera nevada del invierno. Me la perdí y, con ella, la guerra de bolas de nieve que hizo la gente por aquí. No nos despertaron por miedo a que nos enfadáramos. Creo que le dolió más a mi prima que a mi. Toda la mañana nos la pasamos en un barco haciendo un tour por el archipiélago. Yo no vi mucho pero al menos sirvió para no pasar frío. Comimos en el barco una sopa extraña de tomate. No entiendo cómo haciendo tanto frío aquí no saben lo que son los fideos y no tienen más tipos de sopa. Con lo bien que sientan cuando quieres estar calentito.

Tras el barquito, les llevé a mis dos sitios favoritos en Estocolmo: el ayuntamiento y Södermalm. Mi padre quería utilizar el GPS para ir allí. No se fiaba de mí. Es verdad, admito que soy pésima con los mapas y la orientación. Pero aquí estoy desarrollando un sentido especial para ir a los sitios, será porque sino me muero de frío en la calle si me pierdo.

Volvimos a casa a la hora perfecta para presentar a Clara a los Erasmus de Björnkulla que se iban de fiesta. La timidez la comió la lengua, pero todo el mundo me ha dicho que les pareció muy “sweet” (dulce). Así que dejó su marquita.

Y el domingo era el día de la vuelta pero las Navidades están cerca. Hasta entonces el Skype o el ooVoo seguirán siendo nuestros métodos de contacto, de vernos y de decir “os echo de menos”.

Fotos No hay más fotos de mis padres y Clara porque la mayoría están en su cámara.

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