Parecía que no llegaría, pero el estudiar ha vuelto. Si no tengo en cuenta el curso de sueco, he sido de los últimos Erasmus en empezar. Ahora tengo dos asignaturas. Puede que muy poca cosa, pero es que aquí el sistema difiere bastante el español.
La primera diferencia es que no se tienen seis asignaturas juntas durante todo el semestre, sino que éste está dividido en cuatro periodos. En cada uno de ellos se da un curso o dos. Por ejemplo, yo, en vez de tener Swedish for exchange students, Media, culture and society, Democracy in the Swedish way y The struggles of our mind todos juntos, los tengo repartidos en los cinco meses que voy a estar aquí. Digamos, que en el primer y segundo periodo doy las dos primeras asignaturas; en el tercero Democracy in the Swedish way; y en el cuarto, The struggles of our mind.
La primera impresión puede ser la de que esto es un chollo porque vamos a tener mucho tiempo libre. Pues no. Desde que he empezado Media, culture and society (MCS) no he dejado de leer... en inglés... y mucho.
La mayoría de las clases son de dos horas. En la primera, el profesor da una teoría que el alumno ya ha tenido que leer anteriormente en los textos que se le mandan. Bien podría no hacerlo, pero entonces no participaría mucho que es de lo que se trata. Al menos en MCS. También hay que tener en cuenta que sólo somos nueve: dos franceses, una alemana, una turca, un nigeriano, un polaco, una iraquí sueca (lleva más de diez años aquí) y dos españoles; por lo que el profesor puede controlar mejor las intervenciones de cada uno. No sé cuántos estudiantes hay por clase sueca, pero por lo que he visto no es mucha.
En la segunda hora, se realiza un debate de otro texto que se ha tenido que leer. En éste, los alumnos tenemos que exponer las impresiones que hemos sacado del tema a partir de unas preguntas base. En ningún momento, se afirma “esto es verdad”, “esto es falso”; sino que se presentan diferentes opiniones y, por tanto, se puede estar de acuerdo con ello o no. Lo interesante de este tipo de cursos en los que estamos tantos estudiantes extranjeros es que los ejemplos que ponemos son basados en nuestros propios países. De esta manera nos damos cuenta de lo mucho que cambian las cosas de una cultura a otra.
Aquellos que, como yo, hemos dado Mundo actual: pensamiento y creencias en la Carlos III les sonará esta forma de dar clase. Desde luego se hace muy amena e interesante. El problema son los textos... Si en España tenía que leer 20 páginas, aquí tengo que leerme 100 de un libro, 50 de otro y 20 del texto del seminario. El martes pasado, por ejemplo, me enteré que tenía que leerme un libro entero (170 páginas), 5 de otro y 20 del texto del seminario para mañana, es decir, el jueves siguiente.
Por otro lado, me ha llamado mucho la atención las aulas. Söderstöns Högskola se construyó en el 2000 más o menos, pero parece bastante más antigua. Aunque hay salas de ordenadores por todos lados, las clases carecen de ellos, por lo que en vez de PowerPoints se utilizan transparencias. Aquellas que tienen ordenadores están en la biblioteca y hay que reservarlas. Esto me sorprendió mucho ya que tenía entendido que Suecia es uno de los países con mayor número de ordenadores por metro cuadrado, es decir, que más los utiliza. Muchos estudiantes extranjeros, como Anna (Polonia) e, incluso, suecos como Axelina, dicen que la universidad es bastante moderna. Me pregunto qué dirían si fueran a la UC3M, que tiene 20 años, donde todas las clases cuentan con ordenadores.
La primera diferencia es que no se tienen seis asignaturas juntas durante todo el semestre, sino que éste está dividido en cuatro periodos. En cada uno de ellos se da un curso o dos. Por ejemplo, yo, en vez de tener Swedish for exchange students, Media, culture and society, Democracy in the Swedish way y The struggles of our mind todos juntos, los tengo repartidos en los cinco meses que voy a estar aquí. Digamos, que en el primer y segundo periodo doy las dos primeras asignaturas; en el tercero Democracy in the Swedish way; y en el cuarto, The struggles of our mind.
La primera impresión puede ser la de que esto es un chollo porque vamos a tener mucho tiempo libre. Pues no. Desde que he empezado Media, culture and society (MCS) no he dejado de leer... en inglés... y mucho.
La mayoría de las clases son de dos horas. En la primera, el profesor da una teoría que el alumno ya ha tenido que leer anteriormente en los textos que se le mandan. Bien podría no hacerlo, pero entonces no participaría mucho que es de lo que se trata. Al menos en MCS. También hay que tener en cuenta que sólo somos nueve: dos franceses, una alemana, una turca, un nigeriano, un polaco, una iraquí sueca (lleva más de diez años aquí) y dos españoles; por lo que el profesor puede controlar mejor las intervenciones de cada uno. No sé cuántos estudiantes hay por clase sueca, pero por lo que he visto no es mucha.
En la segunda hora, se realiza un debate de otro texto que se ha tenido que leer. En éste, los alumnos tenemos que exponer las impresiones que hemos sacado del tema a partir de unas preguntas base. En ningún momento, se afirma “esto es verdad”, “esto es falso”; sino que se presentan diferentes opiniones y, por tanto, se puede estar de acuerdo con ello o no. Lo interesante de este tipo de cursos en los que estamos tantos estudiantes extranjeros es que los ejemplos que ponemos son basados en nuestros propios países. De esta manera nos damos cuenta de lo mucho que cambian las cosas de una cultura a otra.
Aquellos que, como yo, hemos dado Mundo actual: pensamiento y creencias en la Carlos III les sonará esta forma de dar clase. Desde luego se hace muy amena e interesante. El problema son los textos... Si en España tenía que leer 20 páginas, aquí tengo que leerme 100 de un libro, 50 de otro y 20 del texto del seminario. El martes pasado, por ejemplo, me enteré que tenía que leerme un libro entero (170 páginas), 5 de otro y 20 del texto del seminario para mañana, es decir, el jueves siguiente.
Por otro lado, me ha llamado mucho la atención las aulas. Söderstöns Högskola se construyó en el 2000 más o menos, pero parece bastante más antigua. Aunque hay salas de ordenadores por todos lados, las clases carecen de ellos, por lo que en vez de PowerPoints se utilizan transparencias. Aquellas que tienen ordenadores están en la biblioteca y hay que reservarlas. Esto me sorprendió mucho ya que tenía entendido que Suecia es uno de los países con mayor número de ordenadores por metro cuadrado, es decir, que más los utiliza. Muchos estudiantes extranjeros, como Anna (Polonia) e, incluso, suecos como Axelina, dicen que la universidad es bastante moderna. Me pregunto qué dirían si fueran a la UC3M, que tiene 20 años, donde todas las clases cuentan con ordenadores.